20.9.10

pareceres

Le pareció que los hechos se habían precipitado de manera irreversible, que las marcas de la piel sobre la piel no iban a poder ser ocultadas
que para siempre jamás la luz insistente de la noche ésa iba a permanecer ahí
sobre el cuerpo
Le pareció que ningún tiempo iba a alcanzar para olvidar el perfume obstinado
de sí misma invadida de otro

pero sólo un segundo después

Le pareció que era una locura
que todo iba a borrarse con el aire de la mañana
que cada palabra pronunciada había sido sacada de algún libro viejo y a él volvería en cuanto cerrara los ojos
Le pareció, sobre todo, que la noche ésa era un sueño dentro de algo más grande y más en serio
y que bastaba despertarse una vez para disipar la densidad del aire y la fragilidad del tiempo

le pareció que la noche ésa se replicaría a sí misma cada vez, gemelando su revolución hasta los límites de la vida
le pareció que la noche ésa iba a ser olvidada, y que en cuanto eso pasara, no iba a haber sucedido nunca

Los pareceres, mientras tanto, fueron crueles herramientas del insomnio:
ni el amor ni el olvido vencen en un solo despertar