21.1.09

tantotengo tantovalgo tangotengo tantovalgo tantotengo tantovalgo

El dicho popular reza: "Un mosquito no puede detener el tren, pero puede llenar de ronchas al maquinista". Posiblemente eso lo dijo una persona singular, pero no es lo importante porque la memoria ha seleccionado la reflexión y no a su autor.

Un trosko diría: "Doscientas mil setecientas moscas unidas por la lucha popular del partido X (y no otro) podrían detener el tren. Una mosca sola (o quince) podrían romperle las bolas al maquinista para que llegue, pero al menos de mal humor. Sin embargo, lo realmente productivo es que las quince moscas molesten al resto de las doscientas mil seicientas ochenta y cinco para que se unan al partido X (y no al Y) y así detengan el tren, o de lo contrario se irán a dormir todos los días con las bolas llenas de escuchar zumbidos"

Un conformista promedio diría: "Una polilla no puede detener el tren, pero al menos puede subirse y comer algo"

Y un suicida: "Es imposible que una rana detenga el tren. Todo lo que queda es situarse en las vías y esperar a que las dulces ruedas del gran monstruo metálico diseccionen nuestra efimereidad, de modo que el maquinista comprenda lo horrible, horrible, horrible que es la vida"

Algún poeta (que probablemente estuvo leyendo a Casona últimamente), poemaría algo como: "Un pájaro nunca podrá detener un tren, pero si -posado sobre el gigantesco mensajero de los hombres crueles- pudiera con su canto conmover el corazón del maquinista, éste comprendería lo vano de su labor, y retornaría a casa con una lágrima horadándole el pecho..."

Alguien muy práctico detendría este post para preguntar (con sincera incredulidad): "¿Y para qué quieren detener el tren?"

A eso respondería un peronista: "¡Sí! ¡El tren es trabajo! ¿Por qué quieren interrumpir a un laburante?".
Y un campeano (que NO es lo mismo que un campeón): "Porque el tren lo hizo Cristina, y sea bala o no sea bala, dé trabajo o no, conecte el interior o lo aisle... hay que pararlo".
Y un socialista: ¡Al tren hay que tomarlo!
Y un anarkista: Un mosquito puede detener un tren: sólo necesita saber cómo hacer bombas con los materiales que tiene en su casa.
Y el socialista, nuevamente: Yo nunca entiendo qué piensan hacer ustedes cuando terminen de destruír todo con esas bombas...

Mientras todos discuten si se puede o no, cómo y por qué, el maquinista no ha sido interrumpido ni una sola vez.

20.1.09

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pero que sí, te digo
que lo vi
yo, con mis propios ojos lo vi
llevaba un sombrero de tres puntas, una barba trenzada con lana roja
el corazón le latía fuera, atado al cuerpo con las mismas arterias anudadas
yo lo vi
tenía una sonrisa lacia y unas uñas tristísimas, como si lloviera a cada paso sobre el cemento de la vereda.
A veces se tiraba a la banquina a descascararse de la risa, y cuando ya había perdido suficiente piel continuaba su viaje. su viaje interminable. hasta el mar. o hasta el sol, que duerme siempre después que el mar.
Era un pierrot, lo vi yo con mis ojos, y todo el mundo que tenía sus ojos lo vio. Uno de verdad, no ésos de las canciones. Un pierrot. Un pierrot.
¿Feo? Jamás. De eso se trata. Los pierrot son hermosos y siempre van en singular, porque sólo saben ir solos.
Era hermoso. Si yo tuviera que poetizarlo le habría puesto alas, pero ya ves que no, esto es verdad, lo vi. Lo superví. Lo requeteví.
¿Color? Sobre colores no me preguntes, sabés que eso me hace mal. Era y simplemente era. Tantos detalles no puedo darte.
¿Querés acaso que describa lo agridulce de sus besos? ¿querés que relate con detenimiento el dibujo fantástico de cada una de sus escamas? ¿querés incluso que invente alguna historia que explique qué cuernos hacia ahí a las tres de la tarde un pierrot, criatura del vino y de la noche?
No. 
No merecés saber.
La sustancia melancólica que enchastraba sus ropas, los dientes, la luz de la luna, sólo podrá ser comprendida por alguien que haya dormido tranquilo menos veces.