hoy me dieron mi primer cuchillo. qué orgullo, ya soy grande, ahora puedo recorrer sola los barrios crepusculares.
antes tenía un ángel. pero ahora tengo un cuchillo, y no pelea, puedo llevarlo en el bolsillo o la mochila. al ángel lo regalé, no sé, ahora vive lejos, y a veces se olvida de mi nombre. pero ahora soy grande, puedo estar sola, ahora sé cómo matar gente sin ayuda.
hoy me dieron mi primer cuchillo. el rito fue simple: tajear al vagabundo que duerme en el baldío. yo me equivoqué un poco, pero pude arrancarle un grito. y me enseñaron a correr, limpiarlo, reír demente al otro lado de la calle.
hoy, sonreí desde hace días. desde que me había olvidado los ángeles en la plaza. y es que tengo mi primer cuchillo, ahora puedo ser grande, ponerle nombres y hacer tajos en el lienzo que anochece.
(17/11/06)
Subjuntivo
Hace 11 años.
2 Comments:
La tendencia a la destrucción es natural en nuestra especie, pero sólo al madurar, sólo al comprender qué es lo que hacemos, podemos considerarnos auténticamente crueles... Y sí, los cuchillos ayudan. Que viva la demencia.
Acuerdo. Aunque esés peligrosamente desquiciado.
Un brindis.
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