31.10.06

pero vestirse de rojo tiene otras ventajas: ser un cuadro en cualquier parte, crear fotografías frustradas a cada paso que damos.
y sin embargo ahí seguimos, todas, que el marrón, que el celeste, que los híbridos de ayer que llovía.

Siquiera anduviéramos perfectos: todos vestidos de nada y sólo dos (él en negro, yo de rojo) caminando de la mano por las calles.

(30/10/06)